Me preguntáis mucho cómo elijo mi destino de vacaciones y por qué ese sitio y no cualquier otro. Y aunque no hay una respuesta única, pues a veces depende del tipo de vacaciones, de los precios, de lo que ofrece el destino para toda mi familia, etc., es verdad que casi siempre hay un algo que empiezo a sentir cada vez que veo lugares de ese destino, visualizándome ya allí. Cuando “casualmente” ya empiezo a toparme con ese sitio una y otra vez, sé que he encontrado mi próximo viaje.
Así fue como Vietnam se convirtió en un sueño viajero que acabo de hacer realidad.
Sería finales del 2018 o principios del 2019 cuando una imagen como la de la portada de este post apareció ante mí. No recuerdo dónde la vi, sólo que erizó mi piel, removió mi interior y deseé con todas mis fuerzas estar paseando algún día por este puente dorado junto a mi marido y mi hija felices, sujetados y protegidos por esas manos divinas.
Fue amor a primera vista… No tenía ni idea de dónde estaba, ni de cómo se llamaba y durante un tiempo se quedó escondido en mi mente. Después vino la pandemia, donde volvió a aparecer ante mí y ahí ya tuve tiempo para investigar y saber que se trataba del Golden Bridge del parque Sun World Ba Na Hills y que estaba lejísimos, en Vietnam!!!
Se ponía complicado marcar el check de este deseo viajero...
Por fin este año me pareció adecuado para viajar hasta allí y empecé a montar nuestro itinerario por el país. Me llamó la atención que ningún viaje organizado a Vietnam ofreciese esta visita con lo maravillosa que a mí me parecía pero más aún que en los foros y blogs de viajes dijesen que no merecía la pena. Reconozco que me planteé sacarlo de nuestra ruta pues Vietnam está repleto de lugares maravillosos y aunque vayas 2 semanas hay muchos sitios que se quedan en el tintero…¡Menos mal que no lo hice!
Y llegó el día en el que pisaría con mis propios pies el puente de las manos de Dios. Estaba emocionada cuando sonó el despertador a las 5:30 de la mañana ¡Sí amig@s, estas han sido las horas de levantarse en nuestro viaje a Vietnam en julio y agosto!
Estábamos en Hoi An, a más o menos una hora del parque Ba Na Hills y al correr las cortinas no podía creer lo que veían mis ojos…¡estaba nublado, a punto de llover!!! Pero…¿Cómo era posible? Si en esta zona de Vietnam hace bueno en estas fechas, si no nos ha llovido ningún día de los que llevamos de vacaciones, si hoy NECESITO que haga bueno para disfrutar de mi puente maravilloso…En fin, me dije a mí misma que quizá en Ba Na Hills no estarían esos nubarrones tan amenazantes…¡Pero qué ilusa soy! El parque se encuentra en lo alto de las montañas, a unos 1500 metros sobre el nivel del mar y para llegar a él hay que subir al teleférico más largo del mundo. ¡Cómo se movía aquello oye! A medida que tomábamos altura, el viento se hacía más palpable, la lluvia azotaba los ventanales y las nubes tapaban las increíbles vistas que hay. Después de casi media hora de ascenso y varias personas mareadas, yo seguía feliz :-)
Llegamos primero a la zona con temática francesa, donde hay atracciones cubiertas que nos permitieron entretenernos y resguardarnos del frío y de la lluvia durante un tiempo. Desde esta zona hay que tomar otro teleférico para llegar al Golden Bridge pero queríamos dar margen a que mejorase el tiempo y quizá a que después hubiese poca gente. Por eso, después de montar en las atracciones cubiertas, nos hicimos con chubasqueros para ver cómo habían recreado en Vietnam un pueblo francés y para comer en uno de sus restaurantes. Todo me parecía bonito, fotografiable, todo digno de ver.
Y después de varios años, una pandemia, un viaje de más de 10.000 km de distancia, un día de perros y una subida nauseabunda llegó el momento en el que me encontré frente a mi puente soñado...
Y aunque estaba abarrotado, mis ojos veían un camino exclusivo para mí, para disfrutar de cada paso en esos 150 metros, para sentirme protegida por esas increíbles manos de Dios, para cumplir el sueño de caminar entre las nubes. ¡150 metros de felicidad absoluta que recorrí varias veces con una sonrisa de oreja a oreja!
Estaba realmente emocionada, necesitaría muchos post para explicaros el por qué, y fue una sensación maravillosa.
Por eso os animo a viajar, a que busquéis una ilusión, una motivación, un destino que signifique algo para vosotr@s, que os haga sonreír aunque para los demás pase desapercibido, a hacer una lista personal de destinos soñados y a que los hagáis realidad con Mi tiempo en tu maleta. Y tú, ¿has encontrado ya un destino que te haya hecho dar saltos de alegría?
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Golden Bridge
El puente que me hizo viajar a Vietnam