El otoño ya está aquí y sin intención de marcharse por una temporada…Con él, llegan los primeros fríos, los incómodos resfriados, la oscuridad en los días…
Pero también trae rayos de sol oro viejo, una preciosa gama de colores ocres y rojizos en la naturaleza, mantas y abrigos calentitos y paseos acompañados del chasquido de las hojas bajo nuestros pies.
Trae miradas a través de la ventana. Trae recuerdos de niñez… y uno de los más otoñales que me vienen a la mente son las castañas y su irresistible aroma. Como por arte de magia, con la caída de las hojas de los árboles aparecía la castañera en mi barrio. Yo la veía como una bruja buena, con sus ropas oscuras, su gorro que la protegía del frío y sus curiosos guantes que dejaban al descubierto los dedos manchados por el ollín. Hacía una especie de ritual entre las castañas y el fuego y me decía que tenían propiedades mágicas cuando me daba un cucurucho de papel de periódico repleto de castañas humeantes...
Todos estos recuerdos me han dado la idea de hablaros de una fiesta de gran tradición en el norte de España, donde el frío es más intenso. Se trata del Magosto. Dependiendo de la comunidad autónoma se le puede conocer como Castañada (Cataluña y Aragón), Gaztainerre (País Vasco) o Amagüestu (Asturias). Son diferentes formas de denominar a esta fiesta popular que consiste en quedar con amigos y familiares en torno a una hoguera para asar castañas en una especie de tambor de hojalata con agujeros mientras las risas, las historia y los juegos populares acompañan la degustación de este manjar.
Su origen es variado dependiendo a quién le preguntes: Hay quienes explican que, dado su alto poder nutritivo, servía para aliviar el frío y recompensar el esfuerzo de quienes pasaban la noche repicando el 1 de Noviembre, día de Todos los Santos. Otros lo atribuyen a la celebración que se realizaba cuando la cosecha llegaba a su fin, pero también hay un origen mucho más mágico: las castañas simbolizan el alma de los difuntos y para librarlos del purgatorio se echaba este fruto a la hoguera.
Sea como fuere, esta buena costumbre nos acompaña desde hace más de 3 siglos y se suele celebrar a lo largo del mes de noviembre.
En Páramo de Sil,
un pequeño pueblo de la zona del Bierzo, en León, celebran su entrañable magosto los días 3 y 4 de noviembre de este 2018.
¿Y por qué he elegido éste entre todos los magostos?
Pues porque acoge ya su duodécima edición en su afán de mantener costumbres tan sanas como ésta y además la acompañan de un mercado tradicional donde dan a conocer recetas tradicionales, dulces caseros, miel, licores y conservas de productos cultivados y recolectados en el municipio.
Este gran magosto de esta pequeña localidad ha conseguido ser reconocido como
Durante dos días, la comida, la bebida y la riqueza de la sabiduría popular nos esperan. Empanada, panceta y chorizos escaldados en vino del Bierzo, chocolate, queimada…¡¡¡Y más de 1000 kilos de castañas!! ¡Humm, yo no me lo pierdo ¡!!
El mercado tiene lugar en una carpa instalada en la plaza del pueblo. Allí asistiremos en directo a muestras de artesanía a cargo de maestros artesanos en madera, textil, cestería, bisutería, etc.
Es una oportunidad perfecta
para que nuestros pequeños conozcan oficios antiguos y realicen actividades culturales como la visita a un molino por dentro, donde ver su funcionamiento o, si se atreven, exploren el interior de una mina.
Toda una fiesta en torno a la castaña, que reparten de forma gratuita entre todos los visitantes que vengan en busca de calor y amistad, como en los viejos tiempos.
Programa completo: Magosto y Mercado Tradicional
Toda una fiesta en torno a la castaña, que reparten de forma gratuita entre todos los visitantes que vengan en busca de calor y amistad, como en los viejos tiempos.
Fotografías: Ayuntamiento de Páramo del Sil
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Sabores de otoño
XII Magosto y mercado tradicional de Páramo del Sil