¡Dos tarros de Hygge, por favor!
Si se vendiese en las tiendas, estoy segura que en este 2020 se hubiesen acabado las existencias, antes incluso que los rollos de papel higiénico. Sin embargo, solemos caer en el error de infravalorar las cosas que no cuestan dinero a pesar de todo el bien que nos pueden proporcionar.
Viajé a Dinamarca intrigada por los motivos que año tras año convierten a este país en uno de los más felices del mundo (el segundo más feliz en 2020). Realmente no sé qué esperaba encontrar…Tal vez paisajes llenos de verdes montañas, casitas sacadas de cuento. ¡Sí, eso! Porque los cuentos que yo leía de pequeña solían acabar con “Fueron felices y comieron perdices”. En pocos sitios más se hace tan presente la felicidad.
Nunca esperé que fuese un viaje tan enriquecedor personalmente hablando y es que descubrir el secreto de los daneses para ser felices es el mejor souvenir que me pude traer para mi vida y mis viajes.
Y es que esto de la felicidad se lo toman muy en serio en Dinamarca. Tienen un Instituto de Investigación donde la estudian científicamente y hasta un museo de la felicidad en Copenhague. En ambos espacios, el hygge ocupa una parte fundamental como desde entonces ocurre en mí misma y en Mi tiempo en tu maleta.
Como no tiene una traducción directa al español yo la defino como un arte, como la capacidad de encontrar felicidad en pequeñas cosas cotidianas a pesar de los pesares. Es una sensación de bienestar que se acrecienta cuanto más hostil es el entorno que nos rodea. Es por eso que me ha parecido el momento propicio para hablaros de ello ya que pocas veces hemos vivido a la vez una situación tan oscura alrededor...
Haciendo un símil, es como si todos viviésemos ahora bajo la noche infinita del invierno en Dinamarca…Pero practicando el hygge, tenemos el antídoto para no caer en la tristeza o la desesperanza. Podemos convertirnos en un poco daneses y aprovechar las gotas de felicidad que siempre hay en las tormentas.
Como todo arte, irá mejorando con la práctica, a medida que le dediques interés y tiempo. Consiste en encontrar aquello que te hace desconectar de la realidad, que te permite centrarte en el aquí y en el ahora, que te hace sentir a gusto y olvidar las preocupaciones. Requiere personalizar tu propio hygge, reflexionar para descubrir lo que tú necesitas para sentirte bien rápidamente y echar mano de ello siempre que puedas.
Intentar ser feliz en estos tiempos, salvo que estés viviendo un drama, no sólo no es una utopía sino que debería ser una obligación. Soy la primera que consideraba la felicidad una palabra muy grande, demasiado difícil de conseguir e imposible de mantener pero cuando entiendes que experimentar emociones positivas ayuda tanto a sobrellevar las negativas es cuando empiezas a valorar su gran poder.
Compartir contigo parte de este proceso de aprendizaje que tanto bien me hace es mi manera de agradecerte que formes parte de mi bonita familia viajera, de que recibas un cálido abrazo sin necesidad de contacto físico y de desearte que te sirva a ti también para seguir dando vida a tus sueños viajeros con Mi tiempo en tu maleta. Si te apetece saber cómo ponerlo en práctica y si encajas en el más puro estilo hygge danés no te pierdas mi siguiente post.
¿Te ha gustado el hygge? ¿Lo conocías? ¿Crees que puede ayudarte a sentir mejor en tu día a día? ¿Y en tus viajes?
Fotografías: The Hapiness Museum , Stella Rose y mi querida Pilar García
¿Te ha gustado este post? Pues tengo muchos más que despertarán tus ganas de viajar. Pincha
y empieza a inspirarte para tu próxima escapada.¿Consideras que este tipo de turismo no es el tuyo? ¡Puede ser! Hay tantas formas de viajar como personas. Pincha
y descubre cómo viajar a tu manera con Mi tiempo en tu maleta.
En busca del Hygge
Atajo a la felicidad