Me fascina el mar. No me canso de admirarlo por su inmensa belleza, por su cambiante carácter, por la misteriosa vida que esconde y que por más que miremos no llegamos a ver.
Por otro lado, ni soy buena nadadora ni tengo experiencia en actividades acuáticas como el snorkel. Sin embargo, estar en Tailandia en uno de los mejores lugares del mundo para poder practicarlo y no hacerlo hubiese sido casi pecado así que estuve investigando cómo, cuándo y con quién practicarlo para que viviésemos una aventura inolvidable, divertida y, sobre todo, segura.
Estábamos alojados en la isla de Koh Samui , que está a una distancia razonable en barco de Koh Tao, otra pequeña isla tailandesa rodeada por más de 8km. de arrecifes de coral que son el hábitat de su abundante vida submarina. Pero lo que me convenció para ir hasta allí para probar el snorkel fue saber que sus aguas eran tranquilas y templadas ya que, si hubiese habido oleaje o el agua hubiese estado demasiado fría, no hubiésemos disfrutado de nuestra primera vez haciendo snorkel en familia.
Nos vinieron a recoger al hotel sobre las 8 de la mañana y fuimos en furgoneta hasta el muelle desde donde salían los barcos. Allí nos prepararon un desayuno mientras iban haciendo los grupos con pulseras de colores en función de la visita que se fuese a hacer. Ellos mismos proporcionan las máscaras de snorkel, biodramina y los chalecos salvavidas para que los uses tanto en los trayectos como si los necesitas a la hora de estar en el agua. Además, venden escarpines y bolsas impermeables para los objetos personales.
Os aconsejo llevar el bañador desde el principio pues tienes que adentrarte en el agua para subir a la lancha. Es un paisaje tan bonito, que no se nos hizo pesado llegar hasta Koh Nang Yuan, nuestra primera parada.
La idea era primeramente subir al mirador antes del snorkel en la playa pero al poco de empezar a subir, nos enteramos de que había casi una hora de espera para poder hacer la famosa foto que os muestro aquí debajo. Reconozco que me fastidió pero las caras de ilusión y las ganas contenidas de mi hija y mi marido por entrar ya al mar son las vistas que más merecen la pena para mí así que dejé el postureo y…¡al agua patos!
La playa era preciosa, con un agua tranquila y transparente, lo que proporcionaba una visibilidad increíble. Me llamó la atención que hubiese peces de colores prácticamente en la orilla a pesar de estar abarrotada de gente. Nos adentramos a la zona de rocas que el guía experto nos indicó y…buah, qué pasada!!! Se nos pasó el tiempo volando y en nada ya estábamos rumbo a Koh Tao, donde primeramente comimos y después nos llevaron a otra zona de la isla para volver a hacer snorkel. En este caso no era playa y había que lanzarse directamente desde el barco o bajar por la escalera. ¡Madre mía, ese lugar lo recordaré toda la vida!
Es una pena que no os pueda mostrar en imágenes lo que mis ojos vieron y mi cuerpo sintió pero os aseguro que pocas cosas superan el increíble mundo submarino. Es como asomarse a un paraíso con vegetación de ciencia ficción por sus formas, por sus intensos colores, por sus relajados movimientos. Y allí, rodeada de hipnóticos peces multicolor, sentí una paz y una gratitud infinita por estar viviendo ese momento junto a mi familia, y fui consciente de lo afortunada que era por tener esta maravillosa perspectiva desde la superficie, cuando en otras ocasiones me he encontrado en el fondo...
¿Entiendes ahora lo que significa para mí viajar? Y para ti, ¿consiguen los viajes sacar tus sentimientos a flote?
Snorkel en Koh Tao
La increíble experiencia que tienes que vivir si viajas a Tailandia