Nunca olvidaré la primera vez que vi una ballena en libertad. Fue en Puerto Madryn (Argentina) durante mi luna de miel y fue tal la conexión que sentí con esos animales y con la naturaleza en general que no me canso de repetir esta experiencia siempre que puedo.
Cada dato me impresionaba más que el anterior: sus gigantescas dimensiones, su inteligencia, su manera de relacionarse entre sí o su comportamiento ahora que estaban en temporada de cría.
Por si no conocíamos los términos náuticos de proa, popa, babor y estribor, nos dijeron que imaginásemos que la embarcación era un reloj estando las 12 en la parte delantera del barco. Así, ellos nos iban a ir diciendo dónde mirar cuando avistasen algún cetáceo. En un momento determinado, apagaron los motores del barco y nos pidieron silencio.
Como en una primera cita, sentía una mezcla de nervios, ilusión y expectación por lo que iba a ocurrir. Sólo pensar que alguna merodeaba por allí ya me parecía un milagro. Te quedas sin respiración cuando intuyes su silueta y empiezas a grabar y a tomar fotos que después no reflejan ni un 1% de la majestuosidad que estás viviendo. Y, de repente, ¡se hace la magia!
¡Dioooooooooooooooos, qué emoción, qué belleza, qué paz!
Mis siguientes avistamientos de ballenas han sido en Tadoussac, al norte de Quebec (Canadá) en 2019 y Azores en 2024. Aunque son destinos muy distintos entre sí, todos ellos forman parten del recorrido que realizan estos mamíferos marinos en sus migraciones. Esto es importante tenerlo en cuenta si quieres incluir esta actividad en tu viaje ya que no siempre será una temporada idónea. Pero incluso aunque estés en el sitio y en el momento adecuado para ver algún tipo de ballena, nadie te puede asegurar que las vas a ver y, si lo hacen, ¡desconfía! Recuerda que están en su hábitat, en libertad y que parte del encanto de esta maravillosa experiencia.
También es importante informarse de los operadores turísticos que ofrecen estas excursiones. Para mí es imprescindible que el equipo esté formado por biólogos marinos y que, por encima del negocio, respeten el bienestar de los animales y de las personas que llevan a bordo.
Por ejemplo, en Azores el estado de la mar puede condicionar tu experiencia de excursión y convertirla en una pequeña pesadilla. El primer día que nos acercamos al puerto para reservar la excursión, el mar estaba muy revuelto. Sin embargo, sólo una empresa decidió cancelar las excursiones ese día. Como podéis imaginar, ese detalle marcó la diferencia y decidimos hacerla con ellos unos días más tarde. De esta manera, tuvimos una segura y fantástica observación de ballenas.
Pocas cosas en la vida consiguen que me centre en el aquí y en el ahora. El avistamiento de ballenas tira por la borda los problemas, los miedos, el estrés convirtiéndola en una aventura única y enriquecedora para tu viaje.
Si quieres probar en primera persona lo que se siente, deja que te ayude a encontrar ese destino que lo haga realidad, con operadores turísticos que tengan prácticas sostenibles y no invasivas con los animales y con los mejores consejos sobre el tipo de embarcación adecuado para mejorar tu experiencia.
¿Empezamos? Sólo rellena uno de los formularios de Mi tiempo en tu maleta y encuentra el tiempo que necesitan tus viajes para que sean inolvidables y completamente a tu gusto.
Avistamiento de ballenas
¿Merece la pena este tipo de excursiones?