Seguro que si os digo “Alicante” rápidamente os vienen a la mente palabras relacionadas con la playa, el Mediterráneo y un hervidero de gente que abarrota esta privilegiada costa española llena de luz y calor.
La fama que precede a ciertas regiones limita nuestra visión de ellas, haciendo que nos hagamos una idea sesgada de lo que nos puede ofrecer…¿Sabes por ejemplo que Alicante es una de las provincias más montañosas de España?
Si te pasa como a mí y sientes como si esas montañas te llamasen, como si te invitasen a adentrarte en sus curvas y desenredarlas en sentido contrario a donde todo el mundo las peina, descubrirás Guadalest, un tesoro escondido auténticamente espectacular.
Tengo muchos amigos que veranean en la Costa Blanca o incluso que tienen una segunda residencia aquí y, sin embargo, no han visitado este precioso lugar que yo lo considero un must de tranquilidad, encanto, naturaleza, historia y mil curiosidades.
La tarde que pasamos allí se quedó muy corta para todo lo que el Castell de Guadalest puede ofrecer. Me lo tomé como un aperitivo de bienestar!!! Y es que todo sorprende, todo agrada, todo reconforta…
Su caprichosa ubicación es lo primero que llama la atención. Parece como integrado en la roca, tan fusionado en su amada montaña que ya son indivisibles. El pueblo ha dado vida a su ladera vistiéndola con su muralla, sus escaleras y sus casas blancas.
Resulta que además es el pueblo con más museos por habitante de España. Nosotros decidimos entrar al Museo Microgigante de miniaturas pero hay para todos los gustos y estilos. Así es como conocimos el micromundo de Manuel Ussá, un artista capaz de crear miniaturas casi invisibles al ojo humano ¡Nos quedamos alucinados, muy recomendable!
Después nos adentramos en un agradable paseo por el laberinto de calles salpicadas por fuentes cantarinas, bonitas tiendas de cerámica, artesanía y gastronomía típica de la zona donde poder degustar productos como la miel y los vinos.
Y ascendiendo poco a poco atravesamos las entrañas de la montaña para llegar a la parte más alta del pueblo, donde nos esperaba un espectacular mirador que te deja sin palabras de tanta belleza.
Era como tener un palco con las mejores vistas a un escenario natural inmensamente grande. El poder de conexión con la naturaleza es tan fuerte, se hace tan real y tan intenso que consiguió embelesarnos mientras el atardecer iba apagando las luces ¡Fue como ver el final de una gigantesca obra maestra!
¿Te ha gustado este post? Pues tengo muchos más que despertarán tus ganas de viajar. Pincha
y empieza a inspirarte para tu próxima escapada.¿Consideras que este tipo de turismo no es el tuyo? ¡Puede ser! Hay tantas formas de viajar como personas. Pincha
y descubre cómo viajar a tu manera con Mi tiempo en tu maleta.¡Y recuerda seguirme en Facebook e Instagram para no perderte ninguna de mis publicaciones y tener un 5% de descuento en cualquiera de las experiencias que organice para ti.
El Castell de Guadalest
El pueblo más sorprendente de Alicante se esconde en su interior